Paz. La mayor parte de mis recuerdos en aquella casita de la Toscana en la que me hospedé durante una semana, son de pura paz. Las vistas verdaderamente increíbles. Un lugar de ensueño en el que cualquiera querría vivir. Tuve la gran suerte de encontrar una pequeña, escondida y acogedora casita en medio de este maravilloso lugar, y para colmo, con piscina incluída. El paraíso de los paraísos.
Por desgracia, poco tiempo tuve para admirar sus alrededores ya que la mayoría de las horas nos las pasamos en el coche de aquí para allá. Eso sí, nos dimos 2 días enteros solo para disfrutar del alojamiento, del sol y de la piscina. Pero, para mi mala suerte, uno de esos días llovió, lo que no nos impidió disfrutar de aquella piscina en un día de verano, aunque fuese lluvioso y frío, porque... joder! estábamos en la Toscana!, ¿qué podía significar un simple catarro en un viaje así?. NADA.
Volviendo al tema... me parece conveniente empezar por el sitio donde pase 7 de las 9 noches que necesité para el viaje de mi vida a Italia. Loro Ciuffenna es el nombre de este maravilloso pueblo. Era pequeño pero, como casi todo en Italia, con un encanto especial.
Nunca fue nuestra intención buscar un sitio idóneo en el que hospedarnos, de hecho solo necesitabamos un lugar con camas para dormir más o menos situado a mitad de camimo de las ciudades que queriamos visitar. A nuestra llegada nos dimos una brutal sorpresa al comprobar la espectacularidad del pueblo en el que por casualidad fuimos a parar.
Llegamos, casi sin querer, a uno de los pueblos más bonitos de Italia, y aunque no estaba previsto pasear por sus calles en el itinerario original, no nos pudimos resistir a tanto encanto.
El puente románinco es uno de esos sitios que personalmente podría obsevar durante horas. El rio Ciffenna pasa por debajo haciendo funcionar el espectacular molino hidráulico típico de la ciudad, el más antiguo de la región de la Toscana que permanece en funcionamiento.
Al llegar sin información previamente recogida, la documentación sobre Loro Ciuffenna fue a posteriori. Por ello, tiempo después, me enteré de que esta especie de aldea medieval, habitada por no más de 600 personas, es una de las paradas del Camino de los Siete Puntos, un itinerario cultural que recrea una ruta realizada por Leonardo da Vinci en su afán de estudiar el curso del rio ittaliano Arno.